“El rendimiento va y viene, pero los costes permanecen”
John Bogle
Este es el primero de una serie de artículos cortos titulados “los costes importan“. En esta primera entrega hablaremos de las reglas de la aritmética simple. Comenzamos.
Una correlación positiva: Pagas más, obtienes más
Tenemos muy interiorizado aquello de que cuanto más se paga, más se obtiene. Es normal, es una realidad que habitualmente vemos en todas las facetas de la economía.
Compra un coche nuevo con las prestaciones básicas y tendrás aire acondicionado y elevalunas eléctricos. Pon unos miles de euros más y tendrás extras como llantas de aleación, tapicería de cuero o climatizador automático.
Compra el pack básico de un curso en Internet y tendrás derecho a un ebook y un puñado de vídeos. Compra el pack premium y, además del ebook y los vídeos, tendrás acceso a formación adicional y mentorías personalizadas con el formador.
Hasta aquí todo normal. Es lógico pensar que si pagas más por el mismo coche, éste venga más equipado. También es lógico pensar que tendrás acceso a un catálogo más amplio de conocimiento si pagas más por un curso digital.
Como acabamos de ver, existe una correlación positiva entre lo que pagas y lo que obtienes. Pagas más, obtienes más. Así funciona la economía.
Una correlación negativa: Pagas más, obtienes menos
Pero, ojo!, cuando hablamos de vehículos de inversión parece que la correlación se torna negativa, ya que cuanto más pagas por tus vehículos de inversión, mayores son las probabilidades de obtener menos.
Porque la realidad es que si compras un fondo indexado pagando un 0,20% en comisiones, obtendrás rentabilidades similares al índice de referencia. Pero, si en lugar de los irrisorios 0,20% que aproximadamente cuesta un fondo indexado, pagas un 2% en comisiones por un fondo de gestión activa, entonces tendrás muchas probabilidades de recibir menos rentabilidad a largo plazo que el índice.
Esto no lo digo yo, existen muchos estudios que lo corroboran. Los famosos informes SPIVA Scorecard demuestran año tras año que la mayoría de fondos de gestión activa son incapaces de batir a su indice de referencia.

Fuente: SPIVA Europe Scorecard. Datos a 31 de Diciembre de 2019
¿Cómo es posible que en la industria de gestión de activos pagar más sea sinónimo de obtener menos?. ¿A qué se debe esta correlación negativa?. La explicación a estas preguntas nos la dan los costes y las reglas de la aritmética simple.
Los costes y las reglas de la aritmética simple
Antes de costes, el inversor medio consigue exactamente la rentabilidad de mercado, ni más ni menos. Después de costes, el inversor medio verá reducida su rentabilidad en proporción directa a las comisiones que paga.
A nuestros bolsillos no llegan rentabilidades brutas, sino rentabilidades netas, que son lo que queda después de descontar los costes de la inversión.
Por tanto, dado que los fondos de gestión activa incurren en costes más elevados que los fondos índice, el conjunto de inversores indexados logrará rentabilidades netas más altas que el conjunto de inversores activos. Esto es aritmética de nivel básico y es indiscutible.
Mira, a la indexación se le puede dar todos los palos que se quiera. Que si no es capaz de sortear los mercados bajistas, que si cualquiera con una buena base de conocimientos puede batir al mercado, que si conformarse con los rendimientos de mercado es de mediocres,… y más ataques que considero que no tienen fundamento.
Pero hay un hecho que es irrefutable y que ya nos lo advirtió el laureado premio nobel William Sharpe en su fenomenal artículo titulado “The Arithmetic of Active Management“:
“…antes de los costes, la rentabilidad media del dolar administrado activamente será igual a la rentabilidad media del dolar administrado pasivamente. Después de los costes, la rentabilidad media del dolar administrado activamente, será menor que la rentabilidad media del dolar administrado pasivamente”.
Son las reglas de la aritmética simple. Pura lógica matemática.
Conclusión
A modo de conclusión de esta primera entrega de “los costes importan”, quédate con las siguientes ideas:
El inversor medio obtiene una rentabilidad neta igual que la del mercado menos los costes de su inversión. Por tanto, según las reglas de la aritmética simple, cuanto mayores sean los costes que soporta el inversor medio, menores serán sus rendimientos netos.
De todo esto se deduce que, en una base previa al coste, batir al mercado de valores es un juego de suma cero. Después de aplicar los costes, batir al mercado de valores es un juego de perdedores.
En la próxima entrega hablaremos del único jugador que, pase lo que pase, gana SIEMPRE en este juego: la industria de gestión de activos.
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