7 principios guian mis finanzas

7 principios que guían mis finanzas

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Hace ya más de 5 años que comencé a interesarme por las finanzas. En todo este tiempo he leído bastantes libros y blogs sobre el tema y fruto de esa formación autodidacta, he integrado en mi vida una serie de principios y creencias que conforman mi filosofía financiera.

Si eres lector de “La Riqueza Es Tiempo”, encontrarás que varias de las ideas que expongo en este artículo ya han sido desarrolladas en el blog, pero es que quería condensar todo esto en un solo post.

A continuación compartiré contigo los 7 principios o creencias que a día de hoy guían mis finanzas.

1. El dinero es un medio, no un fin

El dinero en si no vale nada, es lo que podemos obtener con el dinero lo que le da valor.

Si lo pensamos bien nadie debería ahorrar por el simple hecho de ver como crece su cuenta bancaria. Lo normal sería que detrás de la acumulación de dinero hubiera algo más profundo, lo que podemos llamar un fin, un propósito. Las personas deberían ahorrar para cumplir sus sueños y objetivos como comprarse una casa, tener una jubilación más cómoda, conseguir la libertad financiera,.. El dinero en sí no puede ser el objetivo.

Cuando las personas ahorran con el único fin de ver crecer su cuenta bancaria es cuando el dinero adquiere las características propias de una adicción. Entonces lo hacemos el centro de nuestras vidas hasta el punto de poder llegar a perder nuestra salud y nuestras relaciones. Lo acumulamos compulsivamente y sin sentido, y siempre queremos más, pues nos da la sensación que nunca tenemos suficiente.

2. El éxito financiero no lo define la sociedad en la que vives, lo defines tú

Tengo un horario de trabajo del que me siento afortunado. Siempre trabajo por las mañanas por lo que tengo todas las tardes libres para realizar aquellas cosas con las que más disfruto: leer, escuchar música, quedar con los amigos o disfrutar de la compañía de mi mujer y mi hijo.

Hace unos meses, tras salir mi hijo del colegio, fuimos a un parque que hay debajo de casa. Mi hijo llevaba un par de días intentando mantener el equilibrio en su bicicleta a la que habíamos quitado los ruedines. Yo le ayudaba sujetándole del sillín mientra el pedaleaba y cuando consideraba que había cogido estabilidad lo soltaba. Pero hasta el momento no había conseguido pedalear por su cuenta más de 5 metros seguidos sin caerse.

En uno de esos intentos, solté su sillín y mi hijo pudo pedalear bastantes metros él solo. Acababa de aprender a andar en bicicleta sin los ruedines traseros. Mi hijo al darse cuenta del hito, vino montado en su bicicleta hasta donde yo estaba con una inmensa sonrisa de satisfacción. Dejo su bici en el suelo y con una cara de felicidad que me conmovió salto a mis brazos y me dijo: “Aita!, He aprendido a andar sin ruedines!”. Acto seguido me dio un besazo.

Para mi ese fue un momento mágico, un momento que recordaré toda mi vida, y lo pude experimentar gracias a que esa tarde estaba a su lado.

Recientemente he rechazado un puesto de trabajo de mayor categoría, más atractivo laboralmente y mejor remunerado que mi empleo actual. La razón: un horario más agresivo que me impediría ver a mi familia de lunes a viernes hasta las 20:00.

He oído más de una vez a gente de avanzada edad decir que se arrepienten de no haber podido pasar más tiempo con sus hijos cuando éstos eran pequeños. Los niños crecen rápido. Mi hijo solo va a vivir una vez su infancia. Una vez pase esa etapa de su vida, ya nunca más volverá, es un precio demasiado alto perdérmela.

Aceptar ese puesto de trabajo me habría dado más poder, prestigio y éxito a ojos de la sociedad, pero seguramente me habría hecho perderme futuros momentos mágicos con mi hijo y no me habría hecho más feliz, porque para mi ver a mi familia tan solo 1 o 2 horas al día no es éxito, sino fracaso.

3. Cuantas más posesiones tenemos menos libres somos

Creo firmemente que cuantas más cosas necesitamos más libertad perdemos. Las posesiones son ladrones de tiempo.

Por un lado, como dice el expresidente de Uruguay, Pepe Mujica, “cuando compro algo no lo compro con dinero, lo estoy comprando con el tiempo de mi vida que he gastado para conseguir ese dinero”, por lo que de alguna forma cuando adquiero un bien me estoy obligando a trabajar para obtenerlo.

Por otro lado, los objetos que nos pertenecen nos esclavizan ya que requiere que les prestemos mucha energía y tiempo de nuestra vida. Debemos buscarles sitio para almacenarlos, limpiarlos regularmente, arreglarlos si se estropean, mantenerlos,… y todo eso cuesta tiempo.

Entonces, ¿no podemos tener casi ninguna posesión?. Por supuesto que no. Podemos tener todas las que queramos o podamos permitirnos. Pero tengamos en cuenta que por cada una que adquiramos, más allá de las verdaderamente necesarias, tendremos que pagar un precio en forma de pérdida de libertad.

Como dijo el ganador del premio nobel de Literatura, Bertrand Russell “Es la preocupación por las posesiones, más que ninguna otra cosa, lo que evita que el hombre viva noble y libremente”

4. Hay que construir nuestro futuro sin sacrificar nuestro presente

Ahorramos e invertimos para lograr objetivos futuros, pero nunca llegaremos a alcanzarlos si descuidamos el presente. Debemos tener nuestras deudas controladas. endeudarnos más allá de nuestra capacidad nos condena a la ruina financiera. Nunca deberíamos vivir por encima de nuestras posibilidades.

Además, tener un fondo de emergencia que cubra al menos 6 meses de nuestros gastos nos permitirá cubrir imprevistos sin tener que recurrir a deudas o a tener que rescatar nuestras inversiones en un mal momento.

Ni que decir tiene que también debemos disfrutar del presente gastando parte de nuestro dinero en aquello que más nos gusta y nos importa. Debemos asegurarnos de disfrutar mientras caminamos hacia nuestros objetivos. No se trata de hipotecar nuestra felicidad presente por intentar conseguir el dorado. Probablemente podríamos aumentar nuestra tasa de ahorro e intentar alcanzar más rápido nuestros objetivos siendo unos auténticos tacaños, pero privándonos de aquellas cosas que más nos importan y disfrutamos, solo conseguiríamos vivir amargados. Mi consejo: construyamos poco a poco nuestro futuro pero no nos olvidemos de disfrutar del presente, busquemos el equilibrio.

5. Cuanto más simple, mejor

Si algo he aprendido en esta vida es que lo simple es lo que mejor funciona. Además lo simple da menos lugar a cometer errores.

Cuando decidimos invertir nuestro dinero pensamos equivocadamente que haciéndolo a través de estrategias sofisticadas y complejas obtendremos mejores rentabilidades que la mayoría de los inversores. Pero la realidad es que lo complejo incrementa las posibilidades de cometer fallos.

La estrategia de inversión en fondos indexados es mucho más simple de entender que la mayoría de estrategias de inversión. Además, en el mundo de los fondos de inversión, simple suele implicar comisiones más bajas y por tanto mayores beneficios para el participe.

Invirtiendo a largo plazo en algo tan simple, sencillo y barato como una cartera diversificada de fondos indexados, reducimos las probabilidades de cometer errores y aumentamos las de conseguir rentabilidades superiores a la mayoría de carteras de gestión activa.

6. Mezclar dinero y emociones no suele ser buena idea

Las emociones nos ayudan en muchos aspectos de nuestra vida. Si no sintiéramos miedo, nos pondríamos continuamente el peligro; si no sintiéramos amor, no protegeríamos a nuestros seres queridos,,…

Sin embargo, a la hora de manejar nuestras finanzas las emociones no nos hacen ningún favor. Las emociones pueden confundirnos y hacer que tomemos decisiones financieras desastrosas que pueden afectar seriamente a nuestra economía.

No obstante, podemos reducir ese componente emocional que suele jugarnos malas pasadas utilizando estrategias financieras que nos ayudan a tomar decisiones más racionales:

  • Cuando nos descubramos a punto de realizar una compra compulsiva, podemos pararnos y decidir esperar unos días para valorar si realmente queremos o necesitamos ese producto o servicio.
  • En cuanto al ahorro, una buena estrategia es poner en práctica la famosa regla del mundo de las finanzas llamada “págate a ti primero”. En lugar de ahorrar lo que queda después de gastar, gastamos lo que queda después de ahorrar.
  • A la hora de invertir, nuestras emociones tampoco ayudan ya que suelen interferir haciéndonos comprar y vender en los momentos equivocados. Una buena forma de separar emoción e inversión, es haciendo aportaciones periódicas y sistemáticas. En lugar de darle el poder a nuestras emociones de elegir el momento de entrar y salir del mercado, podemos optar por invertir periódicamente y de manera automatizada la misma cantidad de dinero sin entrar a considerar si el mercado esta en un periodo alcista o bajista.

7. La riqueza es tiempo

Comprender como se relacionan el tiempo y el dinero puede cambiar todo nuestro paradigma financiero. Ambos recursos son intercambiables. Podemos convertir nuestro tiempo libre en dinero, pero también podemos convertir nuestro dinero en tiempo libre.

Por un lado, la manera habitual de transformar nuestro tiempo en dinero es trabajando. Vendemos nuestras unidades de tiempo a cambio de unidades de dinero.

Por otro lado, podemos convertir nuestro dinero en tiempo cuando compramos activos que nos generan ingresos pasivos, los cuales son ingresos que nos llegan automáticamente a la cuenta sin necesidad de trabajar. Los dividendos por parte de las acciones y los intereses por parte de los bonos, serían ejemplos de ingresos pasivos.

Tiempo y dinero, dos recursos muy valiosos pero con una sutil diferencia entre ambos. El tiempo es finito. Si malgastamos 24 horas, hemos desperdiciado un día de nuestra vida y ese día ya no se pueden recuperar, se ha ido para siempre. Sin embargo, si malgastamos 1 euro siempre tendremos la posibilidad de volver a ganarlo.

Podemos recuperar el dinero perdido pero no podemos recuperar el tiempo perdido. Esa pequeña diferencia hace que la principal unidad de medida de la riqueza sea el tiempo. Por tanto, la riqueza es tiempo, y el dinero es un recurso que utilizado inteligentemente nos permite liberar tiempo para dedicarlo a aquello que deseemos.

La persona que tiene riqueza no tiene por qué ser aquella que gana un montón de dinero, es aquella que puede mantener su estilo de vida deseado sin la necesidad de tener que trabajar. Y aquí es donde entra en juego la idea de frugalidad.

Cuando practicas la frugalidad y disminuyes tus gastos puedes reducir tu jornada laboral y tener más tiempo libre en el presente. Pero también existe la posibilidad de seguir trabajando las mismas horas y, con el ahorro obtenido, construir una cartera de inversión que te permita tener más tiempo libre en el futuro.

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10 pensamientos en “7 principios que guían mis finanzas

  1. Opinatron

    Muy buena entrada Víctor, coincido con todos los puntos.

    Es cierto que la gente, al hacerse mayor, no se arrepiente nunca de no haber trabajado más, se arrepienten de no haber pasado más tiempo con la familia, de no haber ido más de viaje, etc.

    Como dice una frase que me gusta bastante, “La historia nos enseña que no aprendemos de la historia”

    Quiero ser IF, y es porque coincido totalmente en que lo más importante es el tiempo. Cuánto más dinero tenga, más tiempo tendré para mi, y menos dependeré de tener que ingresar dinero. Ahora mismo estoy a media jornada, y es una pasada comparado con hacer jornada completa. Se cobra menos, sí, pero se vive muchísimo mejor.

    Un saludo! Marc

    Responder
    1. Víctor Autor

      Hola Marc!!

      Muchas gracias por tu comentario del que estoy completamente de acuerdo.

      En nuestro caso ha sido mi mujer la que se ha reducido la jornada, yo con el horario que tengo no me merece la pena.

      Un saludo!!

      Responder
  2. Iñaki

    Muy buen articulo, no puedo estar más de acuerdo en todo, yo me he reducido la jornada precisamente para eso, para pasar más tiempo con mis hijos, seguramente tardaré más en llegar a la IF, pero el tiempo que pasa ya no vuelve.
    Ahorrar si, invertir también, pero sobre todo lo que más valor y rentabilidad te da es pasar el mayor tiempo posible con los tuyos.
    Un saludo

    Responder
    1. Víctor Autor

      Así lo veo yo también Iñaki.

      El tiempo que pasamos con los hijos, sobre todo cuando son pequeños, es muy importante. Si tardamos algo más en alcanzar la IF, ¿qué más da? por lo menos que no se diga que no hemos disfrutado de la infancia de nuestros hijos.

      Gracias por comentar 🙂

      Saludos!!

      Responder

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